EL LABERINTO

noches de acostarse
con las sábanas ensimismadas
lecho como cárcel
sin más guardia que la madrugada
un reloj marcando el ritmo del silencio
y una suave polución de pensamientos

cuerpos que incorpóreos
rinden culto al dios de la lujuria
horas como insomnios
destinados a engrosar la lluvia
una hoguera en el océano de siempre
y un temor inexplicable y permanente

castos infinitos
se ciernen sobre el tiempo
lejos laberinto
que agrandas los recuerdos

falsas las estrellas
dan entorno al crimen y se largan
sobra la emergencia
de fulgores en la sangre incauta
esta flor exclama en polen su apertura
y el pasado incandescente es una musa

¿cuál es el sentido
de un tormento tan escrupuloso?
¿cuánto dura el silbo
de un eterno instante transitorio?
en asuntos de la piel no basta el sueño
las maderas del placer requieren fuego

castos infinitos
se ciernen sobre el tiempo
lejos laberinto
que agrandas los recuerdos
lejos

LETRA Y MÚSICA: Javier Zubillaga © 2003