han pintado las calles de amarillo
se marchitan los muros al pasar
la niñez contagiosa de un viejito
se convierte en resignada soledad
con tan serios asuntos posmodernos
se ha perdido la alegría de jugar
y los hombres son pálidos enfermos
la infección se ha expandido sin piedad
los gurises ya no saltan
y los pájaros no cantan
justo a ellos les tuvo que tocar
los gurises ya no saltan
y los pájaros no cantan
justo a ellos les tuvo que tocar
por la noche la música se ausenta
y en el día está prohibido cantar
el silencio es un estruendo de violencia
la tristeza ha comenzado a gobernar
las sonrisas cuando existen no son francas
son materia para la publicidad
el trabajo cuando existe es avalancha
ya no hay tiempo para la felicidad
los gurises ya no saltan
y los pájaros no cantan
justo a ellos les tuvo que tocar
los gurises ya no saltan
y los pájaros no cantan
justo a ellos les tuvo que tocar
es verdad que este mundo está deshecho
pero nada es imposible de cambiar
todavía tengo algo aquí en el pecho
que me dice quiero verte caminar
nadie será capaz de disuadirme
estoy seguro de que podemos brillar
como estrellas en un cielo de imposibles
donde empero todo se pueda lograr
los gurises ya no saltan
y los pájaros no cantan
justo a ellos les tuvo que tocar
los gurises ya no saltan
y los pájaros no cantan
justo a ellos les tuvo que tocar
los gurises ya no saltan
y los pájaros no cantan
unamos las piernas de un niño
las alas de un ave
y el corazón
y vayamos a saltar
a cantar
a soñar
LETRA Y MÚSICA: Javier Zubillaga © 2001
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